WeWork, la empresa de alquiler de espacios de coworking que llegó a valer USD 47.000M, finalmente hace unas semanas presentó la declaración de quiebra en Estados Unidos. ¿Crónica de una muerte anunciada?
WeWork fue fundada en 2010 bajo la idea revolucionaria que prometía cambiar el concepto de oficina con la creación de espacios de trabajo compartido (coworking).
De hecho, llegó a ser la startup con mayor valoración de mercado en los EEUU. Para el año 2018, ya administraba un impresionante total de 4,33 millones de metros cuadrados de espacio de trabajo compartido
WeWork recaudó más de USD 13.000M para respaldar su expansión comercial, lo que incrementaba constantemente la valoración de la empresa. A pesar de su presentación como una startup tecnológica, en realidad, su núcleo de operaciones estaba centrado en el sector inmobiliario. Se extendía por 777 locales en 39 países.
Su oferta pública inicial en octubre de 2019 se vio obstaculizada debido a las “condiciones del mercado”, que estaban marcadas por escándalos y pérdidas generalizadas. En ese momento, WeWork aún estaba valorada en USD 47.000M, en una maniobra orquestada por SoftBank, un conglomerado japonés que fue su principal inversor y respaldo.
¿Cuándo se aceleraron los problemas? A raíz del coronavirus, cuando el modelo de trabajo remoto comenzó a popularizarse. Esto llevó a una falta de sostenibilidad financiera, ya que había gastado grandes sumas de dinero para adquirir propiedades y renovar espacios de trabajo sin generar suficientes ingresos para cubrir esos costos.
En 2020 la compañía había perdido USD 3.200M. A pesar de eso, en 2021 la empresa salió a cotizar en bolsa gracias a SoftBank. Esta decisión desconcertó a muchos. Sin embargo, algunos inversores optaron por seguir adelante con esta operación.
Las acciones de WeWork se negociaban a alrededor de USD 10 cada una. Después de un split de acciones de 1 a 40, esto se tradujo en un valor de alrededor de USD 400 por acción en términos actuales. Posteriormente, las acciones experimentaron una fuerte suba, por encima de los USD 500.
Sin embargo, después de la pandemia, muchas personas optaron por no regresar a las oficinas o adoptaron modelos de trabajo híbrido. Esto afectó negativamente a WeWork mientras la empresa luchaba por recuperarse.
Lo que pasó posteriormente con las acciones de WeWork es historia. Se produjo una feroz caída de prácticamente el 100% en 2 años. De hecho, el viernes 3 de noviembre, las acciones cerraron a un valor de USD 0,84.
El lunes 6 de noviembre, las operaciones se detuvieron abruptamente, y WeWork anunció su declaración de quiebra.
La empresa se enfrentó a desafíos significativos que obstaculizaron sus esfuerzos de recuperación. La creciente competencia en la industria de coworking, tasas de interés más altas y la incertidumbre económica a nivel mundial impactaron negativamente en su situación.
La declaración de quiebra proporcionará a WeWork una salvaguarda legal ante sus deudores mientras se embarca en el desafío de reestructurar su enorme deuda, que supera los USD 15.000M. La reciente valoración de la empresa en los mercados muestra que vale menos de USD 50M, una fracción mínima en comparación con sus días de gloria.
Aunque la bancarrota tendrá repercusiones en las operaciones de WeWork en EEUU y Canadá, la compañía asegura que sus actividades continuarán en otras regiones del mundo, preservando su presencia en el ámbito internacional.
WeWork es un ejemplo de cómo una valoración inflada y una estrategia de crecimiento no sostenible pueden llevar a la destrucción total.
Además, es otra lección para los inversores. Una de las reglas básicas en las inversiones es “no intentar atajar los cuchillos cayendo”. Significa que no hay que comprar lo que cae.
Simplemente porque no sabemos hasta cuándo puede caer, y se corre el riesgo de perder todo el capital. Y eso es lo que pasó con WeWork. Por eso, hay que tener mucho cuidado con los relatos que el mundo financiero nos quiere vender.
Nota: El material contenido en esta nota NO debe interpretarse bajo ningún punto de vista como consejo de inversión o recomendación de compra o venta de un activo en particular. Este contenido tiene fines únicamente educativos y representa únicamente una opinión del autor. En todos los casos es recomendable asesorarse con un profesional antes de invertir.
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