El mercado estadounidense vivió una de las semanas más difíciles del año con caídas récord tras los anuncios de la Fed. La volatilidad y la incertidumbre han sido las protagonistas.
El 18 de diciembre, el S&P 500 retrocedió un 2,98% y el Nasdaq acumuló una baja del 3,61%, marcando ambos índices su peor jornada de 2024. La volatilidad se disparó, con el índice VIX registrando la segunda mayor suba diaria de su historia. Y, sobre el cierre de la semana, hubo un respiro.
¿Qué estuvo pasando? El día miércoles 18, la Reserva Federal anunció un nuevo recorte de 0,25% en la tasa de interés, situándose en el rango de 4,25%-4,50%. Sin embargo, después del anuncio, las tasas de interés salieron disparadas al alza.
¿Cómo puede ser que la tasa a 10 años haya subido, si la Fed anunció un nuevo recorte?
Aunque esta decisión estaba ampliamente anticipada, el verdadero impacto vino con la revisión de las proyecciones para 2025. La Fed redujo el número de recortes previstos para el próximo año de cuatro a dos, y ajustó al alza sus expectativas de inflación, de 2,1% a 2,5%.
Esto refleja una preocupación renovada por la dificultad de controlar los precios en un entorno de crecimiento económico resiliente. De hecho, el PBI subió 3,1%, por encima del 2,8% esperado.
Inflación persistente: la piedra en el zapato
Los datos recientes muestran que la inflación en Estados Unidos está lejos de ceder. El índice de Precios al Consumidor (CPI) subió al 2,7% en noviembre.
Por su parte, el índice Truflation, una medida alternativa de inflación que utiliza datos en tiempo real y tecnología blockchain, también salió disparado por encima del 3%.
Este entorno de inflación pegajosa se complica con la perspectiva de nuevos estímulos fiscales propuestos por Trump, que incluyen recortes de impuestos y regulaciones, pero también medidas proteccionistas como aranceles.
Mientras estas políticas podrían impulsar el crecimiento económico, también representan un riesgo de presión inflacionaria adicional.
¿Cómo reaccionó el mercado a los anuncios de la Fed? Veamos el S&P 500:
Sufrió la peor caída diaria del año y llenó de miedo al mercado luego del anuncio de Powell el día miércoles. El jueves 19 continuó la sangría, aunque más moderada. Y el viernes hubo un respiro, luego de que el dato de inflación PCE (métrica preferida de la Fed) viniera una décima mejor a lo esperado. Mirando la semana completa, el S&P cayó en torno al 2%, al igual que el Nasdaq.
Es apresurado tomar decisiones, pero la caída del miércoles es una muestra de lo que puede sufrir el mercado ante eventos negativos.
Uno de los puntos más preocupantes es la alta valuación de las acciones de EEUU. El ratio price-to-earnings (P/E) del S&P 500 se encuentra en 22, un 29% por encima de su promedio de este siglo, que es de 17. Y recordemos que el S&P 500 ya acumula dos años consecutivos con subas superiores al 20%.
Estas valuaciones pueden justificarse en parte por el crecimiento extraordinario posterior a la pandemia, pero el escenario actual de políticas monetarias menos expansivas y crecimiento más moderado plantea dudas sobre su sostenibilidad.
¿Qué puede pasar?
De cara a 2025, el panorama luce complejo. Con una inflación resistente, un mercado accionario sobrevalorado y políticas fiscales inciertas, los inversores enfrentan un entorno lleno de riesgos. La selección cuidadosa de activos y una gestión activa serán clave para un mercado inseguro, con varios frentes por resolver.
La semana sangrienta en Wall Street ha sido un recordatorio brutal de que los mercados no suben para siempre. Las decisiones de la Fed, combinadas con una inflación persistente y valuaciones extremas, han generado un entorno de alta volatilidad que exige cautela.
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