Finalmente ganó La Libertad Avanza las elecciones legislativas por amplio margen. Ahora, se respiran vientos de cambio. En Estados Unidos, hay grandes oportunidades en el corto plazo pero nubes negras en el horizonte.
Hay una frase habitualmente atribuida a Lenin que dice: “Hay décadas en las que no pasa nada y hay semanas en las que suceden décadas”.
Así se siente el mercado estos días.
En Argentina tuvimos una nueva sorpresa. El oficialismo ganó las elecciones legislativas nacionales de forma contundente, superando el 40% de los votos. Las acciones y los bonos volaron al alza, con subas históricas y una nueva sensación de euforia no vista desde el año pasado.
El mercado esperaba como escenario base un empate técnico con el peronismo en la zona de 35%, aunque luego de las elecciones provinciales de Buenos aires y el ruido cambiario había mucho pesimismo (me incluyo).
Dos comentarios importantes.
En primer lugar, la enorme suba de los activos argentinos en la última semana no hace otra cosa más que confirmar que estábamos frente a un evento binario. Si Milei perdía las elecciones hubiéramos tenido otro lunes negro.
Por otra parte, hay que entender que ahora el panorama cambió completamente.
Una victoria de La Libertad Avanza, pero con un resultado parejo, hubiera dejado en el aire una sensación de incertidumbre difícil de quitar. Ni hablar de una derrota.
Hoy el mercado se ha convencido que la Argentina, por sobre todas las cosas, no quiere una vuelta del kirchnerismo.
Por eso, la relación riesgo retorno para Argentina en 2026 cambió completamente. Hace unas semanas estaba más pesimista, es cierto. Pero uno de los peores errores que podemos cometer como inversores es no adaptarnos ante los cambios del mercado. Mucho menos encapricharnos solo por querer tener razón.
Las inversiones son como la naturaleza, no sobrevive el más fuerte, sino el que mejor se adapta al cambio.
Por último, si bien hacia adelante en muchos casos el retorno será menor (por ejemplo, ahora los bonos no tienen el mismo potencial de suba por razones obvias), también lo es el riesgo.
Basta pensar en el riesgo de los bonos la semana pasada con el miedo de una posible vuelta del kirchnerismo y ahora, con ese miedo despejado.
En definitiva, lo que hay que evaluar es precisamente la relación riesgo retorno, que en algunas inversiones puede ser hasta más atractiva que antes, sobre todo por la caída enorme del riesgo.
Pasando a Estados Unidos, en el norte también tuvimos una semana muy movida. Presentaron balance trimestral los gigantes tecnológicos y se reunió la Reserva Federal para decidir sobre los tipos de interés.
Con excepción de Meta, aunque en mi opinión castigada injustamente, los balances no decepcionaron y superaron las expectativas. La gran ganadora fue Amazon subiendo más de 11% el viernes.
Sin embargo, la semana terminó con gusto a poco por culpa de Jerme Powell, Presidente de la Fed.
La Reserva Federal bajó 0,25% las tasas de interés de acuerdo con lo esperado por el mercado.
Lo que no gustó fue que Powell diga que una baja en diciembre “no está asegurada”, lo que generó bastante ruido.
Pero hubo un gran anuncio que pasó casi desapercibido: el fin del Quantitative Tightening. A partir de diciembre, la Fed dejará de achicar su hoja de balance. En palabras simples, se termina el proceso de retiro de liquidez del mercado.
Creo que tenemos buenas chances de ver meses muy positivos en los mercados financieros internacionales.
La Reserva Federal continuará bajando las tasas de interés, y probablemente empiece a inyectar nuevamente liquidez en el mercado.
Además, a Powell se le termina el mandato en mayo del año próximo. Y seguramente el reemplazante que elija Trump bajará las tasas de forma todavía más agresiva.
¿El riesgo en la bolsa de Estados Unidos? La inflación. Hoy parece haber quedado atrás, pero creo que será el supervillano de esta historia en un futuro no muy lejano. Y cuando vuelva, se termina el juego.
