El crawling peg es un mecanismo de ajuste gradual del tipo de cambio que busca mantener la estabilidad económica en contextos inflacionarios. Este sistema se ha implementado en varias ocasiones en Argentina, pero también en el resto de los países de Latinoamérica y actualmente es fundamental para la toma de decisiones de inversionistas. En este artículo te explicamos qué es, cómo funciona y por qué hay que prestarle atención al crawling peg.
Definición de Crawling Peg y su funcionamiento
El crawling peg es un sistema de tipo de cambio fijo ajustable en el que la moneda local se devalúa de manera controlada y periódica frente a una divisa extranjera, como el dólar. Este mecanismo busca equilibrar el tipo de cambio con la inflación interna, evitando fluctuaciones bruscas en el valor de la moneda. A diferencia de una devaluación repentina, el crawling peg ofrece previsibilidad y tiempo para que los mercados se adapten.
En la práctica, los bancos centrales anuncian ajustes graduales del tipo de cambio según objetivos inflacionarios o expectativas económicas. Por ejemplo, en Argentina, este sistema ha sido utilizado para evitar saltos abruptos en el dólar oficial, estableciendo tasas diarias de ajuste. Países como Brasil y Chile también han aplicado variantes del crawling peg en el pasado para manejar períodos de alta inflación y volatilidad cambiaria.
Por ejemplo, desde hace varios meses en Argentina se aplica una devaluación controlada del 2%. Recientemente, el gobierno anunció que se reducirá al 1%. Sin embargo, la inflación durante diciembre fue del 2,7%, lo que dejaría una devaluación anual en torno al 15% frente a una inflación del 25%. Este desfasaje genera preocupaciones por el impacto en la competitividad de las exportaciones y la estabilidad de la economía en general.
Ventajas y desventajas del Crawling Peg
El crawling peg ofrece beneficios significativos en economías con alta inflación. Al implementar ajustes graduales en el tipo de cambio, proporciona previsibilidad para empresas e inversores, permitiendo planificar operaciones sin temor a devaluaciones bruscas. Este sistema también ayuda a evitar episodios de volatilidad cambiaria, protegiendo los precios internos de choques externos y fortaleciendo la confianza en la moneda local. Por ejemplo, en 2024, el ajuste controlado del peso argentino permitió una fuerte acumulación neta de reservas por parte del Banco Central.
Sin embargo, este mecanismo no está exento de riesgos. Uno de los principales problemas es el atraso cambiario, que ocurre cuando el tipo de cambio crece más lento que la inflación, encareciendo los costos en dólares para exportadores y desincentivando la liquidación de divisas. En Argentina, esta situación provocó que las exportaciones agrícolas disminuyeran un 15% durante 2024. Además, los ajustes constantes pueden generar expectativas devaluatorias, alimentando la especulación en mercados paralelos como el dólar blue.
Finalmente, el crawling peg puede ser insostenible si las reservas internacionales son insuficientes para respaldar el ritmo de devaluación. En estos casos, se corre el riesgo de agotar recursos estratégicos y exacerbar desequilibrios macroeconómicos. Por eso, su efectividad depende de un manejo prudente de la política monetaria y fiscal.
El Crawling Peg en Argentina: Contexto y desafíos actuales
Desde diciembre del 2023, Luis Caputo, Ministro de Economía del gobierno de Javier Milei, estableció un crawling peg para mantener la devaluación a un ritmo de 2% mensual. Para poder mantener este sistema funcionando, fue fundamental el pago de los compromisos de deuda, la compra de divisas, la reducción del gasto público y planea eliminar el cepo cambiario para el 2025. Esta medida busca consolidar la desaceleración inflacionaria, que durante el gobierno actual bajó de 211% a 118%.
El impacto en el comercio exterior ha sido mixto. Por un lado, el crawling peg ofrece previsibilidad a importadores, que pueden calcular costos con mayor precisión. Esto ha facilitado el abastecimiento de insumos estratégicos, especialmente en sectores industriales. Sin embargo, las exportaciones enfrentan un desafío creciente debido al atraso cambiario, que reduce la competitividad de los productos argentinos en mercados internacionales. En el primer trimestre de 2025, las exportaciones agrícolas cayeron un 10% en volumen respecto al año anterior, según datos de CIARA-CEC.
Otro desafío es su efecto sobre la inflación interna. Aunque el crawling peg evita ajustes bruscos, no logra contener completamente las expectativas inflacionarias. La diferencia entre la inflación anual y la devaluación de 2025 llevaron a una apreciación real del peso argentino. Sin embargo, muchos analistas muestran cierto recelo en cuanto a la sostenibilidad de este mecanismo, especialmente tras el anuncio de que, en febrero, el crawling peg pasará del 2% al 1%.
Para que este mecanismo sea sostenible en el tiempo, debe ir acompañado de fuertes medidas económicas y fiscales estructurales y se debe mantener la confianza de los mercados internacionales. El delicado equilibrio actual podría romperse rápidamente si los productores locales empiezan a ejercer presión para mejorar sus márgenes de ganancia o si ocurre alguna incidencia financiera que afecte a las condiciones macroeconómicas.
¿Cómo se ve el panorama para los inversores en 2025?
Las medidas fiscales y económicas que viene tomando el Gobierno han creado un escenario muy favorable para los inversores. Los bonos argentinos siguen subiendo en el mercado de valores y las previsiones de los analistas son muy positivas. Sin embargo, hay que estar atentos a las posibles fluctuaciones y presiones internas y externas. Si te interesa mantenerte al día de todo lo que pasa en el mundo de las finanzas, te recomendamos unirte a nuestro Club de Inversores, donde vas a tener acceso a información de primera mano y asesoramiento experto.