Algo cambió en el mercado del uranio. Las acciones relacionadas acumulan 11 semanas subiendo. ¿El detonante? Una combinación explosiva de política, demanda energética y déficit de oferta.
Arranquemos por lo político. En mayo, Trump le dio su apoyo a la energía nuclear con una serie de órdenes ejecutivas. El objetivo es cuadruplicar la capacidad nuclear de acá al 2050.
Además, en el Congreso avanza la “One Big Beautiful Bill”, que saca subsidios a energías renovables pero refuerza los beneficios para proyectos nucleares. La señal es clara y busca apoyar este sector.
Y si a eso le sumás el nuevo rol de la inteligencia artificial con su gran consumo de energía, te das cuenta por qué empresas como Meta y Microsoft ya firmaron contratos a 20 años para abastecer sus data centers con energía nuclear. Hay una búsqueda urgente de energía limpia, confiable y constante.
Y no hay muchas energías que puedan cumplir con eso. El uranio sí.
¿Qué es el uranio?
Es el combustible de las centrales nucleares. Y no es solo minería: hay que convertirlo, enriquecerlo y transportarlo. Y EEUU hoy depende de Rusia y China para eso. Por eso Trump quiere rearmar toda la cadena nuclear localmente.
¿Conclusión? Se está gestando una tormenta perfecta para que el precio del uranio siga subiendo. No solo por demanda, sino también por oferta limitada y una cadena de suministro frágil.
¿Cómo podemos aprovechar esto como inversores?
Hay dos ETFs (fondos que cotizan en bolsa) que permiten exponerse al sector:
- URA: es el ETF más conocido. Tiene exposición a productores de uranio como Cameco.
- NLR: está enfocado en empresas de utilities que operan plantas nucleares, como Constellation Energy

URA apunta directo al uranio. NLR, en cambio, diversifica y combina mineras con empresas que generan energía nuclear. Ambos pueden ser vehículos para subirse a esta tendencia. Y vale aclarar que tienen una alta correlación, es decir, se mueven prácticamente igual.
Hay que entender que son acciones sumamente volátiles, por lo que es importante controlar bien el tamaño de la posición, ya que no es una posición conservadora como el oro, por ejemplo.
Recordemos también que el rally del uranio no es solo por fundamentos. Es una revalorización estratégica en un mundo inestable. Japón reabre reactores, Francia apuesta a los SMR (reactores modulares pequeños) y EEUU quiere asegurar su cadena de suministro. La tensión con Irán suma presión.
El mensaje es claro: la energía nuclear dejó de ser una opción para convertirse en prioridad. No sorprende que las acciones del sector llevan 11 semanas al alza. Es una cuestión de geopolítica.
¿Es tarde para subirse a la ola del uranio? Para nada. Todo indica que el mundo va a necesitar mucho más uranio del que tiene hoy. Y la tendencia es alcista. Nadie ve el futuro, pero las probabilidades están a favor.
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