Club de Inversores

Cuando se establecen metas de inversión, la primera pregunta deberá ser ¿para qué? ¿ahorrar para la jubilación, para comprar una casa o para alcanzar otros objetivos financieros? Una vez que sepas lo que quieres lograr, podrás crear un presupuesto que te ayude a llegar allí.

Una simple tabla de Excel puede ayudar, pero no es suficiente. En general vemos allí “los grandes números”: costos de nuestros servicios básicos a pagar, tarjetas de crédito y no mucho más. La sugerencia es, entonces, tener conciencia de los “pequeños números”. El taxi que tomamos cuando podríamos haber utilizado el transporte público, la ropa que no nos hace falta, pero sucumbimos al gasto y hasta todos los ítems de las tarjetas de crédito en los que podríamos encontrar servicios que tomamos por única vez y olvidamos dar de baja.

Los gastos “hormiga” son aquellos que, en principio, nos ayudarán a ahorrar y nada mejor para este momento en los que el sistema financiero nos permite ingresar con muy poco dinero.

Ya organizados los gastos y sabiendo el monto de nuestro ahorro mensual, podemos pensar en una inversión que, al menos, no se licúe con la inflación. El dólar puede ser una de las tantas opciones que tendremos. Hay muchas otras con mejores rendimientos.

Vayamos a algunos ejemplos. Con una inversión de pocos pesos podemos invertir en alguna billetera virtual que permite enviar fondos y comenzar así a invertir nuestros pesos. Ese dinero va a fondos comunes de inversión muy seguros que les dará hoy una rentabilidad del 100% anual. Otra idea puede ser convertir los pesos en dólares, abrir una cuenta en un broker de inversión y destinar esos dólares ahorrados en ETF de inversión que cotizan en bolsa. Seguir empresas del S&P 500 o en el Dow Jones que son las más seguras. Como tercera alternativa, más arriesgada, son las criptomonedas. Esto requiere algún conocimiento. Sin embargo, se trata de abrir una cuenta en binance. En todos estos casos son inversiones que permiten muy pocos pesos o dólares.

Sin embargo, llegada esta instancia, nada mejor que consultar a quienes saben. Ahora bien, los amigos nos pueden dar buenos consejos, los asesores financieros, mejores, pero a abrir los ojos: que nuestro ahorro nos sirva a nosotros y no a un intermediario al que conocimos hace cinco minutos. Hay mucho “consejo” para quedarse con nuestro dinero.

La educación financiera es una herramienta fundamental para que nuestro ahorro logre nuestros objetivos. Nada peor que poner nuestro dinero ahorrado en una inversión que no entendemos del todo. Además, muchos asesores requieren un nivel de activos más alto que el que usted tal vez tenga. Sepa que hay otros.

Volviendo al principio, es fundamental comenzar reflexionando sobre los objetivos y las necesidades a satisfacer, pues los inversores pueden tener multitud de objetivos: Comprar vivienda, imprevistos, pagar universidad, jubilación, filantropía, etc. En función de los objetivos a satisfacer, habrá que definir objetivos concretos en cada caso. Esto ayudará a descomponer un “problema grande” (nuestra vida) en pequeños “problemas” más sencillos (objetivos concretos).

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